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Fundación Súmate – Fe y Alegría Chile trabaja por la Inclusión Educativa

Ximena Torres Cautivo

Fundación Súmate – Fe y Alegría Chile


Chile tiene a 227 mil niñas, niños y jóvenes privados de su derecho a la educación hoy. Y el número de excluidos, post pandemia, crece año a año a razón de 50 mil. Los programas, aulas y escuelas de reingreso de fundación Súmate, miembro de Fe y Alegría y parte de otra gran obra de la Compañía llamada Hogar de Cristo, logran reencantar con la educación a unos tres mil jóvenes anualmente en una tarea sensible y crucial que debe ser divulgada y apoyada por todos.

 

“Ahora hablo bien, pero antes de llegar a Súmate, no era capaz. Ni leer sabía, tampoco escribir. Repetí primero básico tres veces hasta que me echaron del colegio”, cuenta Christopher Quintuman (23), egresado del Colegio Padre Hurtado que tenemos en la comuna Renca (Santiago de Chile). Y, hoy, flamante estudiante de Ingeniería Eléctrica en un instituto de Educación Superior.

 

Gregoris Quezada (20) trae en su currículo un sacrificado periplo desde República Dominicana, su país natal. Un cambio que significó no solo adaptarse a un nuevo país, Chile, sino enfrentarse a las barreras de un sistema educativo distinto y a una evidente xenofobia. “Llegué a Súmate a cursar tercero de primaria con quince años,” cuenta, subrayando la magnitud de su desafío. Actualmente, estudia kinesiología, gracias a una beca que obtuvo en una Universidad.

 

Estos dos preciosos casos de éxito hay que seguirlos y destacarlos, porque representan la esperanza para un desafío social enorme. Hoy, en Chile, 227 mil niños, niñas y jóvenes están fuera del sistema escolar. Y, post pandemia, el ritmo de abandono crece a razón de 50 mil por año.

 

Ese enorme contingente de talento muchas veces se pierde producto de las diferentes complejidades que se viven en las poblaciones más vulnerables de nuestro país. Lamentablemente el dinero rápido y fácil que ofrece el narcotráfico o el crimen organizado instala la percepción entre las clases menos favorecidas de que la educación no es un medio de promoción social que pueda garantizar un mejor porvenir.

 

Es en ese escenario donde despliega su trabajo Fundación Súmate desde hace más de 30 años. Lo hace mediante cuatro escuelas de reingreso y cinco programas socioeducativos que trabajan en los territorios más marginados del país, buscando “reencantar” a niños, niñas y jóvenes excluidos con la educación.

 

Además Súmate cuenta con aulas de reingreso, que son espacios educativos para niños, niñas y jóvenes de entre 12 y 21 años, con un retraso escolar de dos o más años en relación a su edad cronológica y que se encuentran sin matrícula vigente. Estos espacios están integrados a escuelas regulares y acogen a chicos y chicas de cuatro cursos. Por ejemplo: un aula de educación primaria podría incorporar los niveles de quinto a octavo de primaria y un aula de educación secundaria los de primero a cuarto año.

 

Paula Montes, directora ejecutiva de Súmate, reflexiona:

–Para ello, en estas tres décadas, hemos creado diferentes modelos y estrategias para apoyar a niñas, niños y jóvenes en la recuperación de sus trayectorias educativas, en la restitución de su derecho a la educación y, por lo tanto, en el desarrollo de aprendizajes para la vida y en su inclusión social. Comprender la complejidad de sus historias de exclusión escolar implica comprometerse en un proceso gradual y lento y que requiere mucha convicción, alta tolerancia a la frustración, profesionalismo, mejora permanente, perseverancia y amor genuino, porque los jóvenes cuando dicen “sí, quiero volver a la escuela”, implícitamente nos están diciendo: “A pesar de todo, vuelvo a creer en los adultos y creo en ti, pero vengo con una mochila de vulneraciones y complejidades enorme, por lo que espero me tengas paciencia y no bajes los brazos”.

 

 

Sumemos Esfuerzos

 

Desde hace tres años, Fundación Súmate asumió en Chile la vinculación a Fe y Alegría, que hasta entonces estaba en la Red Educacional Ignaciana (REI). La misión educativa con las personas más vulnerables, es una tarea natural para Súmate ya que desde su origen lo ha hecho, tal como otras fundaciones educacionales, vinculadas a la Compañía de Jesús.

 

–Tenemos el mismo objetivo y la misma convicción: vemos la educación como un instrumento privilegiado de superación de la pobreza y de búsqueda de igualdad de oportunidades. Chile es un país segregado y desigual, donde no podemos permitir que la educación se devalúe como herramienta de mejora social, que es lo que muchos están percibiendo –sostiene Paula Montes.

 

No habla sin base. La ex ministra de Educación de segundo gobierno de Michelle Bachelet, Adriana Delpiano, hoy miembro del directorio de Súmate, hizo ver en una entrevista el año pasado que “hoy existen muchos padres jóvenes que tienen más educación que sus propios papás y mucha más que sus abuelos. Sin embargo, ese grupo arrastra una frustración tremenda, porque se endeudó, estudió con mucho esfuerzo, terminó la secundaria, entró a una carrera técnica o a la universidad, y la promesa de un mejor futuro, no se cumplió. No se hizo justicia a su esfuerzo y no se honró la promesa de un mejor futuro”.

 

Por eso, hoy no creen que sus hijos deban esforzarse por cumplir con sus trayectorias educativas. Esta realidad de padres frustrados ha vuelto más urgente e importante la tarea que hace Súmate en los territorios más marginados y excluidos del país.

 

Y en esa tarea la misión de Fe y Alegría es clave: “Servir en proyectos educativos y de promoción social a la población excluida para construir un proyecto de transformación social, basado en los valores cristianos de justicia, participación y solidaridad”.

 

Tenemos 227 mil niñas, niños y jóvenes a los que devolverles su derecho a la educación. “Sumemos esfuerzos para conseguirlo”, dice Paula Montes, Directora Ejecutiva de Fundación Súmate, miembro de Fe y Alegría en Chile.

 

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