Myriam Sandoval y Mayela Blas
Equipo de Género | Fe y Alegría Internacional
“Como educadora de Fe y Alegría, he tenido la oportunidad de vivir experiencias profundamente transformadoras, como el acompañamiento a las niñas que participan en la campaña La Luz de las Niñas”, así describe Elvia Lavado su rol como docente en Perú. Para ella, esta campaña ha sido de transformación interna y de su entorno.
La Luz de las Niñas es una iniciativa que promueve la deconstrucción de estereotipos de género y empodera a las niñas para que defiendan sus derechos. “A nivel personal, esta experiencia me ha dado una mayor seguridad para expresar mis puntos de vista y, sobre todo, me ha sensibilizado aún más ante las situaciones de violencia que afectan a niñas, adolescentes y mujeres”, afirma con entereza, Elvia. “Ahora, no solo soy más consciente, sino que también me siento más dispuesta a actuar, denunciar y orientar a las familias que atraviesan diversas formas de violencia”.
Las niñas que participan en esta campaña están cambiando los patrones socioculturales de sus hogares, identificando las distintas formas de violencia y proponiendo acciones concretas para erradicarlas. A través de la promoción de su autoconocimiento y autoestima, así como el fortalecimiento de su capacidad de liderazgo, estas niñas se están transformando en agentes de cambio. Están más seguras de sus habilidades y más dispuestas a enfrentar desafíos, lo que las prepara para un futuro donde defenderán sus derechos y perseguirán sus sueños sin limitaciones.
Para Elvia, es un privilegio ser parte de este proceso y ser testigo del impacto que la educación tiene en la vida de las niñas. “Estoy convencida de que ellas serán la generación que marcará la diferencia en la lucha por un futuro libre de violencia y desigualdad”.
El testimonio de Elvia Lavado es una muestra del impacto positivo que la educación y la sensibilización pueden tener en la lucha contra la violencia de género. Cada paso hacia la igualdad y la erradicación de la violencia contribuye a la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
A pesar de los grandes esfuerzos que se han venido impulsando desde hace tres décadas para erradicar este flagelo que afecta a millones de mujeres, niñas y adolescentes; según la escala mundial de la violencia contra las mujeres, se estima que, 736 millones de mujeres – casi una de cada tres – han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja; de violencia sexual fuera de la pareja o de ambas, al menos una vez en su vida (el 30 % de las mujeres de 15 años o más). *
En América Latina y el Caribe, las cifras siguen siendo alarmantes. Según la CEPAL, en 2022 al menos 4.050 mujeres fueron víctimas de femicidio. Esta situación es muy lamentable y pone en alerta a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, organizaciones de mujeres, jóvenes y al sector privado para tomar medidas urgentes. **
Es importante destacar que el femicidio es una expresión extrema de la desigualdad, discriminación y las múltiples formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Según encuestas nacionales especializadas en 10 países de la región, entre el 42% y el 79% de las mujeres (alrededor de dos de cada tres) han sido víctimas de violencia por razones de género en distintos ámbitos (CEPAL). ***
Brindar respuestas a este fenómeno requiere esfuerzos multisectoriales, donde juegan un rol clave el estado, la sociedad civil, así como la atención en salud y educación para las víctimas de violencia, lo que permitirá garantizar una mejor calidad de vida tanto para las personas afectadas como para la sociedad en general.
Fe y Alegría Internacional realiza esfuerzos para educar desde el respeto a los derechos humanos de las mujeres y la construcción de una cultura de paz, reconociendo el valor de las niñas, adolescentes y mujeres. En esta línea se vienen impulsando diversas acciones, como el desarrollo de procesos formativos, de comunicación y sensibilización sobre el tema, así como acciones para prevenir y atender la violencia.
El trabajo en alianza con otras organizaciones también ha sido un apoyo que ha permitido impulsar campañas educativas que buscan prevenir y actuar ante posibles casos de violencia.
Compartimos dos perfiles de mujeres que, desde diversos espacios de trabajo en Fe y Alegría, marcan la diferencia. Con valentía y determinación, contribuyen a transformar las relaciones de violencia e inequidad que afectan a niñas, adolescentes y mujeres, convirtiéndose en agentes de cambio y esperanza.
Ja’yaliyuu, Fe y Alegría, Venezuela
Es una defensora de los derechos humanos y promotora de la cultura del pueblo wayuu. Cofundadora del Comité de Derechos Humanos de La Guajira en 1999. Sailyn identificó cómo algunos conflictos y prácticas tradicionales vulneraban principalmente los derechos de las mujeres. Desde joven, reconoció el papel fundamental de la mujer wayuu como transmisora de saberes, protectora del territorio y eje del tejido social.
En su paso por la Universidad del Zulia, Sailyn integró los valores wayuu con los conceptos occidentales sobre derechos humanos, fortaleciendo su comprensión del rol humanista de la mujer en su comunidad. Por más de 17 años, ha ejercido como defensora de derechos, periodista intercultural y educadora en Radio Fe y Alegría Paraguaipoa, sensibilizando sobre la relación sagrada entre el territorio y la mujer wayuu.
Desde 2021, forma parte de la Red de Mujeres Constructoras de Paz, promoviendo la prevención de violencias basadas en género y el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva. Su labor acompaña a jóvenes indígenas wayuu y barí, tejiendo redes con comunidades y organizaciones para preservar la cultura y el bienestar colectivo.
“Sigo aprendiendo de las lideresas wayuu y acompaño procesos de comunicación intercultural que fortalecen la identidad y promueven la paz en los territorios indígenas. Aspiro a que mi trabajo sea un ejemplo de resiliencia y compromiso con mi pueblo”.
Fe y Alegría Argentina
Reside en Salta, en el norte de Argentina, donde trabaja como bibliotecaria en el Centro Educativo Fe y Alegría N.º 8171 y actualmente cursa estudios en Psicopedagogía. Creció como la segunda de nueve hermanos, Tamara asumió desde pequeña el rol de hermana mayor, apoyando y guiando a sus hermanos mientras su madre, se dedicaba al hogar y su padre, trabajaba como electricista.
Fe y Alegría ha sido una presencia constante a lo largo de su vida, desde sus años escolares hasta que obtuvo una beca que le permitió acceder a estudios superiores tras finalizar la secundaria, además de brindarle oportunidades laborales que han sido clave en su desarrollo profesional. “La educación me ha permitido cumplir mi proyecto de vida: terminar la secundaria, iniciar una carrera universitaria y continuar estudiando y trabajando”, expresa Tamara, quien valora profundamente el acompañamiento y apoyo que ha recibido de la institución.
Su experiencia como Referente del Club de Emprendimiento de Fe y Alegría fue especialmente significativa, en particular al liderar el espacio “Círculo de Mujeres”, destinado a mujeres emprendedoras. Allí se abordaban temas como autoconocimiento, autocuidado y autoestima. “En esos diálogos surgía con fuerza cómo muchas mujeres solemos priorizar a otros sin reservar tiempo para escucharnos y reflexionar sobre nuestras propias vidas. Estos encuentros han tenido un impacto significativo en mi crecimiento personal y profesional”.
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, definido por la Resolución 48/104 de las Naciones Unidas como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”. ****
Es fundamental que todos y todas, desde nuestras diferentes áreas de influencia, sigamos trabajando para garantizar un futuro libre de violencia para las mujeres, niñas y adolescentes. Fe y Alegría continuará siendo un espacio donde se promueven los derechos humanos, el respeto y la dignidad, impulsando a más mujeres a ser agentes de cambio en sus comunidades y otros espacios.
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