“Soy prueba de que la educación transforma”
“Soy prueba de que la educación transforma”
María Isabel Mullen
Comunicación | Fe y Alegría Argentina
Mi nombre es Elías Romero, y pertenezco a la comunidad wichí de Embarcación, Salta. Hoy, con 27 años, puedo decir con orgullo que soy ingeniero agrónomo, un logro que he alcanzado tras un arduo viaje lleno de desafíos y superación personal. Sin embargo, mi historia comienza en circunstancias muy diferentes, en un entorno de extrema pobreza.
Desde muy joven, mis siete hermanos y yo enfrentamos situaciones difíciles. A menudo, tuve que abandonar la escuela para ir a trabajar al campo, ayudando a mi familia a sobrevivir. Nuestra vivienda fue y sigue siendo muy precaria, éramos muchos viviendo en un espacio reducido y de piso de tierra. Fue un sacrificio enorme, pero siempre llevaba conmigo el deseo de continuar mis estudios. Recuerdo cómo mis profesores de Fe y Alegría me motivaban a no abandonar. Ellos, junto a la determinación de mis padres, me inculcaron la importancia de la educación. Mis padres siempre me dijeron que, si podía seguir estudiando, ellos harían todo lo posible por apoyarme.
Soy el único en mi familia en terminar el secundario
En el reportaje que me hicieron hace algunos años, compartí cómo casi abandoné la escuela secundaria debido a la presión de trabajar en el campo. Mis días se dividían entre el arduo trabajo agrícola y los estudios a distancia. A veces, tenía que faltar a la escuela durante semanas para ayudar a mi familia. Desde Fe y Alegría que me apoyaron enviándome tareas para que pudiera seguir adelante, incluso cuando estaba lejos de las aulas. Fue un periodo de mi vida lleno de luchas, pero también de una profunda determinación por cambiar mi realidad y mi futuro.
Mi vida cambió cuando conocí a Octorina Zamora, una cacique y líder de mi comunidad que ha luchado incansablemente por los jóvenes de los pueblos originarios. Gracias a su apoyo, conseguí la beca para estudiar en Cuba. Esta oportunidad fue un punto de inflexión en mi vida, un paso que me permitió seguir mi sueño de convertirme en ingeniero agrónomo. Mi éxito es un homenaje a Octorina Zamora y a mi hermana María Celia Romero, quienes lamentablemente ya no están conmigo pero siempre me brindaron su apoyo incondicional.
Llegar a Cuba no fue fácil. Al principio, los desafíos eran enormes. Estaba lejos de mi familia, de mi hogar, y tenía que adaptarme a una cultura completamente diferente. Los dos primeros años fueron especialmente duros. No solo enfrenté la barrera del idioma, sino también el sistema educativo cubano, que era muy diferente al que conocía. Había materias y asignaturas que nunca había visto antes, y me costó mucho esfuerzo acostumbrarme.
Tuve que hacer el primer año dos veces
En esos momentos difíciles, contar mi historia a mis compañeros universitarios se convirtió en una fuente de motivación. Muchos de ellos, de distintos países y culturas, no podían creer el camino que había recorrido desde mi pequeña comunidad en Salta hasta llegar a estudiar allí. Al compartir mis experiencias, sentí que podía inspirar a otros a no rendirse. A través de estas conversaciones, formé amistades que se convirtieron en una red de apoyo durante mis años de estudio. Ellos y las familias que me hicieron lugar en su casa y en su corazón, fueron fundamentales para mí y les estoy profundamente agradecido. Desde que me fui de Argentina en 2015, nunca pude regresar, fundamentalmente por cuestiones económicas. Y aunque mi familia no pudo estar presente en mi graduación debido a nuestras circunstancias económicas, sé que comparten mi alegría y orgullo. Espero regresar pronto a la Argentina, a mi comunidad en Embarcación, para compartir este logro con ellos y con todo el pueblo que creyó en mí. Ellos todavía viven con mucha necesidad.
Mi esperanza es poder utilizar mi educación para mejorar la vida de mi familia y de nuestra comunidad. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que la educación ha transformado mi vida. Me ha enseñado a formarme como profesional. Hoy, como ingeniero agrónomo, mi proyecto está enfocado en regresar y contribuir a su desarrollo. Quiero motivar a los jóvenes de mi comunidad a perseguir sus sueños y convertirse en profesionales. Quiero que sepan que no están solos, y que siempre habrá alguien dispuesto a ayudarles. Quiero trabajar para mejorar la calidad de vida en mi comunidad, usar mis conocimientos para contribuir al desarrollo sostenible y ser un ejemplo de que, con esfuerzo y dedicación, cualquier sueño es posible.
Fe y Alegría ha sido una parte crucial de mi viaje. Les pido que continúen apoyando a cada alumno que enfrenta situaciones difíciles. Yo soy la prueba de que, con apoyo, comprensión y oportunidades, podemos lograr lo que nos proponemos.
La historia de Elias Romero, egresado en el año 2013 y perteneciente a la comunidad wichí, salió en Canal 9 en 2015 cuando supimos que había logrado una beca para seguir sus estudios universitarios para Ingeniero Agrónomo en CUBA. En aquel entonces desarrollamos una campaña de recaudación de fondos para que pudiese costear su pasaje. Días atrás logró el título de profesional universitario. Desde Cuba nos comparte su testimonio mientras espera el ansiado momento de lograr volver a su hogar y reencontrarse con su familia.