Óscar González
Equipo de Educación | Fe y Alegría en Paraguay
“Fe y Alegría es un movimiento internacional de educación popular integral, promoción de desarrollo social y acción pública que, inspirados en los retos del Evangelio, promueve el desarrollo personal y comunitario de las personas y colectivos en situación de vulnerabilidad de nuestro país.” (Plan de Prioridades Institucionales, Fe y Alegría Paraguay).
Desde sus inicios como institución socioeducativa en el año 1992, Fe y Alegría trabaja incansablemente en la misión de colaborar con el sistema educativo en Paraguay. Situada en contextos de mayor exclusión y vulnerabilidad social se dedica a servir en lugares carentes de oportunidades para todos.
Ante esta realidad, y fiel a sus principios genuinos, la Asociación Fe y Alegría Paraguay ha sembrado la Educación popular y forjado Promoción social en sitios de verdadera “frontera” socio-cultural, como reza el refrán de su fundador José María Velaz SJ: “donde termina la luz, el agua y el asfalto, ahí nace Fe y Alegría”.
Hoy, los escenarios principales de nuestra misión son las siguientes comunidades: los Bañados de Asunción (barrios inundables), las ciudades periurbanas de los departamentos de Central, Alto Paraná, Pte. Hayes; las comunidades rurales de los departamentos de Concepción, San Pedro, Caaguazú, Benjamín Aceval (Bajo Chaco) y los contextos de encierro (diversas Penitenciarías del país).
Algunos servicios educativos que ofrecemos son: Centros de Educación Inicial; Escuelas y Colegios (bachilleratos científicos y técnicos); Centros de Educación Permanente; Centros de Profesionalización Inicial; Centros de Alfabetización de Adultos, que implementan el Programa de Educación Bilingüe Intercultural por Radio (PREBIR); Programas de Formación para el Trabajo, la Empleabilidad y el Emprendedurismo; Programas de Formación humano-espiritual, socio-política y ambiental; Programas de becas de estudios; Radio Educativa: 1300 AM “Radio Fe y Alegría”; Red de Radios Educativas del Paraguay.
Desafíos de nuestra misión
Hace 35 años que Paraguay camina en democracia. Un proceso aun en construcción con múltiples desafíos para todos. Sin embargo, tras la dolorosa y sangrienta etapa de la dictadura stronista, nuestro pueblo aún muestra tristes y profundos resabios de aquella época. El sistema político anterior y sus vicios perpetúan dinámicas de prepotencia y autoritarismo, injusticia, pobreza, corrupción, caudillismo, prebendarismo, nepotismo, ausentismo estatal, indiferencia, violencia estructural, aumento de la delincuencia, narcotráfico.
Fruto de la inestabilidad política y de la aparente sin salida se ha apoderado de la población una honda sensación de pérdida de la esperanza en un mejor porvenir. El status de la educación paraguaya tampoco presenta un panorama alentador. Según datos recientes del Ministerio de Educación y Ciencias, en la actualidad el sistema educativo se compone de 1.528.216 estudiantes, en 10.277 instituciones educativas, con la presencia 75.000 docentes (RUE-MEC, 2021). De estos, el 67% corresponde a la zona urbana, mientras que el 33%, a la zona rural.
Aun existen niños y jóvenes excluidos del sistema educativo por diversas circunstancias sociales. La cifra asciende a unas 500.000 personas e incluso más. Sin contar los adultos que no tuvieron posibilidad de aprender a leer y escribir, lo cual agrava mucho más la situación social.
A su vez, de la población que cuenta con acceso a la educación, en su mayoría son personas con múltiples dificultades, tales como: la pobreza, la infraestructura escolar en condiciones inadecuadas, docentes con poca cualificación profesional, bajo rendimiento escolar, déficit de aprendizaje, falta de acceso a alimentación escolar y materiales didácticos, formas de violencia dentro y fuera del contexto escolar, entre otros.
Este es el contexto de la acción pública e incidencia de Fe y Alegría en Paraguay, ante el cual se presentan nuevos e importantes desafíos, que hemos de responder con creatividad, proactividad y un gran compromiso humanitario y evangélico.
Algunos de estos desafíos son: el mejoramiento de las infraestructuras de nuestros centros educativos, la capacitación continua del personal docente y directivo en servicio, la procura de nuevas fuentes de financiación para el sostenimiento institucional y organizacional, los rubros docentes faltantes en las instituciones, el mejoramiento de la calidad educativa en todos los niveles, el fortalecimiento de los procesos de promoción social de las personas y comunidades, el afianzamiento de las iniciativas de emprendedurismo, la consolidación de ambientes sanos y seguros.
Para hacer frente a estos grandes desafíos, Fe y Alegría dinamiza sus procesos educativos de transformación personal y social a través de la gestión de la Dirección Nacional, mediante los equipos técnicos de la Oficina Nacional (departamentos de Educación Popular y Espiritualidad, Promoción Social y Acción Pública, Sostenibilidad y Administración). Al mismo tiempo, se promueve una gestión colegiada de todos los procesos educativos, mediante los Consejos de Directores y otras instancias de coordinación de los centros educativos a nivel nacional.
Sin dudas, la misión institucional de Fe y Alegría se inscribe en un horizonte de grandes desafíos. Con todo, nos abrimos paso en medio de temores e incertidumbres, con las esperanzas puestas únicamente en las promesas del Evangelio. Nuestro trabajo se funda y sostiene en la fe de donde brota el manantial de la alegría, por esto mantenemos el sueño inquieto de una educación transformadora de vidas.
Sabemos que solos no podemos. Apostamos por el trabajo en red con las Fe y Alegrías nacionales, las organizaciones civiles nacionales e internacionales y con las iniciativas federativas que dinamizan nuestro servicio. Quizás esta chispa llegue a incendio. Es una semilla no más, que busca la tierra, la tierra de la multiplicación en el morir primero[1]…
[1] Testamento del p. José María Vélaz.
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