Los hombres y mujeres no se hacen solo en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. Por ello, el diálogo implica un encuentro de los hombres y mujeres para la transformación del mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial.
Hoy le sumamos a la mirada, que nos ha enseñado a mirar quién es nuestro prójimo, la palabra como praxis, porque los hombres y mujeres debemos actuar en el mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo
Nos educamos el corazón, la mente y las manos para aprender a vivir y convivir construyendo un mundo más justo, equitativo y fraterno.
Todo cambia cuando aprendemos a ver con esta mirada nueva de amor. Descubrimos y cambia nuestra relación con la creación, nuestra casa común, y con los demás.
Más que una virtud, el cuidado se presenta como un nuevo paradigma de relación con la naturaleza y todos los seres, no agresivo, amigo y respetuoso de la vida. El cuidado es de la mano extendida para entrelazarse con otras manos y proteger.
La reconciliación se presenta en una triple dimensión relacional: con Dios, con los otros y con la creación. La reconciliación con la humanidad demanda de nosotros un servicio de justicia y de paz.
Trabajemos por la justicia, desde una espiritualidad transformadora, que nos invite a poner los pies sobre la tierra para partir del contexto en la búsqueda de un mundo mejor para todos y todas.
Habla, primero, al abrazar al herido
y dar agua al sediento, al partirte un poco la espalda
para cargar con los abatidos (¿quién, si no, tirará de ellos?)
Habla la Vida, no en palabras ni versos,
no en poemas ni cantos, no en susurro, no en grito.
Habla la Vida, en el perdón sincero,
en el respeto, en un amor de hermano,
de amigo, de amante eterno
en la mesa dispuesta para saciar al hambriento.
Si la Vida calla,
el poema, el grito, el canto… …es verbo hueco.
Pero si cantan las obras, si recita el gesto,
si grita la vida, eso es evangelio.
José María R. Olaizola, sj
Nos educamos el corazón, la mente y las manos para aprender a vivir y convivir construyendo un mundo más justo, equitativo y fraterno.