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Los sueños pueden cruzar fronteras gracias a la educación

Entre las montañas y el frío que caracteriza a los Andes, se puede ver una bandera blanca con un corazón de Fe y Alegría que da la bienvenida a una escuela de puertas abiertas. La Unidad Educativa Comunitaria Intercultural Bilingüe “Galo Atiaga Bustillos” ubicada en la comunidad Santa Mónica de Maguazo, perteneciente al cantón Guamote cumple 30 años desde que empezó su labor educativa en agosto del 1994. Siendo uno de los 8 centros educativos que acompañan la Zona Sierra Centro de Fe y Alegría Ecuador. Hoy queremos compartir el testimonio de Nelly Patricia Marcato, estudiante que ha pertenecido a nuestro movimiento por 12 años.

 

Nelly está a punto de concluir su bachillerato. Proviene de una familia numerosa, siendo la menor de doce hermanos. Ha vivido en la comunidad San Luis de Maguazo toda su vida y cuenta que sus diez hermanos mayores también tuvieron la oportunidad de estudiar en Fe y Alegría. Habla del estudio como una oportunidad, ya que se da cuenta de que muchos otros niños que conoció no lo han podido hacer por distintas situaciones “hay algunos que no tienen papás y no les pueden dar el estudio o tienen que trabajar”. Uno de esos ejemplos es su primer hermano, que tras un accidente de su padre, tuvo que empezar a trabajar y no pudo graduarse.

Aunque el colegio no queda lejos de su hogar, relata que algunos de sus compañeros, provenientes de Chacallo, El Rodeo y otras comunidades cercanas a Guamote, deben viajar alrededor de una hora para llegar puntualmente a sus clases, muchos de ellos caminando, otros incluso han hecho de la motocicleta un medio de transporte habitual y a otros pocos se los puede mirar junto a sus animales de carga. Sea cuál fuera la forma en que lo hacen, llegar a sus aulas y compartir con sus compañeros y profesores se ha convertido en un segundo hogar en el que se siente con la confianza de aprender y predomina el compañerismo.

 

Ella, así como otros muchos estudiantes, ha transitado tanto la escuela primaria como la secundaria en este centro educativo de Fe y Alegría. Destaca el cambio que ha presenciado en su entorno educativo: «Antes era pequeñito, solo había tres aulas, los patios no eran de cemento, sino solo de tierra, y como ya han pasado doce años, ahora nuestra institución tiene más estudiantes, ahora ya hay hasta canchas para jugar». De tener pocos estudiantes, ahora son ciento cinco niños, niñas y jóvenes los que día a día le dan vida a este centro educativo comunitario. El crecimiento y adaptación de los espacios de aprendizajes es una muestra de las 4 transformaciones que Fe y Alegría impulsa para brindar una educación de calidad. Estos procesos demuestran también el compromiso de toda la comunidad, pues padres, madres, docentes, estudiantes e incluso vecinos cercanos a este centro educativo son quienes han puesto sus manos, habilidades y tiempo para el crecimiento de nuestras escuelas.

Nelly relató que uno de los momentos más enriquecedores de su trayectoria educativa fue uno de los campamentos realizados por el CEFA, específicamente el Campamento Nacional realizado en Santo Domingo de los Tsáchilas, donde compartió experiencias con estudiantes de otras instituciones. «Era una experiencia bonita, porque conocí gente de otros lados, de Chunchi, de Yayulihui, de todo lado, de Riobamba, era bonito compartir con esos chicos», demostrando así que el compartir y crear comunidades educativas son procesos significativos en la vida de las y los estudiantes. Cuenta que en el campamento se hizo énfasis en el cuidado del medio ambiente y que en su centro educativo aplican lo aprendido en este encuentro. “Es más, a nosotros no nos gusta botar las botellas y los plásticos hacen demasiado daño a nuestra escuela, somos ciento cinco, pero la mantenemos limpia”.

Con 18 años y pronta a culminar el bachillerato el sueño de Nelly es acceder a la universidad para brindarle mejores oportunidades a su familia. Aspira a conocer otros países y sueña con ser azafata, para contemplar las nubes, volar libremente y apreciar el paisaje andino desde lo alto. «Me siento orgullosa de estudiar», expresa Nelly Patricia, reafirmándonos que la educación nos permite ver más allá de fronteras, no solo las físicas, sino las fronteras del conocimiento.

 

Aunque siente cierta tristeza al cerrar esta etapa y tener que enfrentar nuevos horizontes, Nelly está llena de expectativas y feliz por cumplir nuevas metas. Como Paulo Freire mencionaba, “la educación es el vehículo que nos permite trascender las fronteras, tanto físicas como mentales”. Por ello este testimonio nos inspira a todas y todos a seguir persiguiendo nuestros sueños, a través del empoderamiento y la transformación que solamente la educación puede brindarnos.

La historia de Nelly, al igual que la de otros 31 883 niños, niñas y jóvenes en el país se vuelve la razón de ser y hacer de nuestro Movimiento de Educación Popular Promoción Social y Acción Pública que hoy cumple 60 años en Ecuador y que sueña con seguir construyendo en conjunto una sociedad en la que podamos tener acceso a las mismas oportunidades. La chispa que el Padre José María Vélaz soñó que se convirtiera en incendio, hoy nos convierte en herederos de grandes esperanzas con la misión de Educar Humanizando el corazón para la libertad y la Justicia.

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