17 de agosto de 2022
Alexander Medina
Fe y Alegría en Venezuela
El maestro Jacinto vive a una hora del Instituto San José Obrero de Fe y Alegría, en Antímano, una barriada popular de la convulsionada Caracas. Para dar clases combina sus conocimientos de la “vieja escuela” y los nuevos conceptos y prácticas pedagógicas que el Movimiento le va aportando. Aunque a veces se queja porque dice que “son muchos talleres”, se siente orgulloso de pertenecer a Fe y Alegría. Lleva 26 años enseñando a miles de chamos y chamas, como le decimos por estos lares. Desde hace año y medio lo que gana, 300 bolívares, unos 50 dólares mensuales, no le alcanza para pagar el pasaje del autobús, de ida y vuelta, todos los días. Debe mantener a su familia que, junto con él, llega a 5 integrantes, incluyendo el nieto de dos años.
Así como la historia del maestro Jacinto hay más de ocho mil de educadores de Fe y Alegría en todo el país. Para este mes de agosto, tanto ellos como los maestros de las escuelas públicas venezolanas esperaban el tradicional pago del bono vacacional. Pero las esperanzas quedaron truncadas. Los educadores y educadoras querían pagar deudas, comprarse un par de zapatos, costear el tratamiento médico o sencillamente hacer un paseo con los suyos, -así fuera en la misma ciudad-, pero la aspiración se convirtió en un imposible.
El gobierno pagó incompleto el bono. A un maestro, por ejemplo, del llamado nivel seis (6), con estudios de postgrado como especializaciones y maestrías, le debían pagar un poco más de ocho (8) mil bolívares, es decir, unos 1.400 dólares aproximadamente. Pero solo recibió menos de tres (3) mil bolívares, lo equivalente a menos de 500 dólares. Peor quedó el docente en formación que no alcanza los altos niveles.
Lo que gana un maestro en Venezuela como salario mensual es irrisorio cuando lo comparamos con otros países de la región como Ecuador o Colombia. En estas naciones el ingreso promedio de un educador no baja de los 1.500 dólares mensuales, mientras que en Venezuela, la docente o el maestro que recién comienza, gana en promedio, 88 dólares y el que más gana, alcanza los 220 dólares según las tasas del mercado cambiario.
Durante semanas los maestros sacaron sus recursos didácticos y humanos para exigirle al gobierno que pagara completo y de acuerdo a lo que estipula la última convención colectiva. Advertían que si eso no se cumplía no regresaban a clases en septiembre. Al final, lograron algo. La Ministra de Educación informó que en esta tercera semana de agosto empezarán a cancelar la deuda. Los docentes siguen atentos, porque además de esta bonificación quedan pendientes otros compromisos salariales como los bonos especiales, que últimamente no han recibido por decisiones del gobierno.
Mientras tanto, el maestro Jacinto seguirá inventando, entre su tradicional manera de enseñar y la nueva pedagogía, para sobrevivir en medio de estas penurias. Porque él y sus colegas de Fe y Alegría ya cumplieron en este año escolar. Ahora esperan que el Estado cumpla con ellos.