A pesar de que el 34% de la población económicamente activa son mujeres, no se les considera en muchos niveles sociales condicionando su vida al no priorizarles la educación a lo largo de su vida. La falta de oportunidades educativas en la infancia y adolescencia de las mujeres influye negativamente a lo largo de sus vidas y trae consigo consecuencias que pueden trascender generaciones. Los datos son contundentes, derriban los mitos de género que aseguran que las mujeres no necesitan de la educación para su desarrollo pleno.
¿Cuál es la influencia de la negación del derecho educativo en niñas y jóvenes?
Si bien la escolarización de las niñas se ha incrementado, factores estructurales como: pobreza, reducida oferta educativa estatal, privatización de la educación, escasa inversión estatal y la deficiente infraestructura educativa limitan e impiden el acceso a la educación por parte de las niñas y adolescentes.
A lo anterior se le suman problemas socioculturales y económicos más profundos si se es mujer: adopción temprana de roles adultos, embarazo adolescente, migraciones forzadas y violencia intrafamiliar. Todo esto es un flagelo donde las mayores afectadas de las sociedad son niñas y mujeres.
La situación en la que sobreviven y se desarrollan las niñas y adolescentes implica la violación sistemática a sus derechos económicos, sociales y culturales. Es un hecho que todo esto es gran responsabilidad del estado de Guatemala que imcumple con satisfacer las garantías mínimas que permiten que la niñez y adolescencia se desarrolle sanamente para vivir una vida libre de violencia y con aspiraciones a una vida digna.