Joqsan Calero Gallegos, de 16 años, le dio un vuelco a su rutina de adolescente citadino cuando en enero pasado decidió someterse a la disciplina que conlleva la práctica de un deporte.
Iba a comenzar noveno grado a una edad en la que ya debería estar midiéndose la toga del bachillerato y sentía que debía hacer algo con su tiempo y mejorar sus notas en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, Fe y Alegría, de Ciudad Sandino. Pensó en entrenar Tae Kwon Do pero un amigo le sugirió el Judo. Una tarde fue al Instituto Nicaragüense de Deportes (IND) a ver cómo era ese deporte. Y le gustó. Y se quedó.
De eso hace ya ocho meses y hoy, Joqsan, es campeón nacional escolar en la categoría de 55 kg, un título obtenido en una competencia nacional desarrollada el pasado 8 de septiembre y que le garantiza el derecho de representar a Nicaragua en los Juegos Deportivos Estudiantiles Centroamericanos (CODICADER) que se realizarán en este país en enero del 2023.
Lo de su cambio de rutina lo confirma él mismo. Clases por la mañana, tareas y folclor por la tarde y Judo de 6 a 8:30 pm. Todos los días. “Sé que es cansado, pero me ha ayudado mucho el Judo porque me he vuelto más disciplinado y he conocido otros valores como el compañerismo porque es verdad que es un deporte individual pero su práctica es colectiva”, dice Joqsan.
El pasado 8 de septiembre sobre el tatami del IND Joqsan vio los resultados de su esfuerzo y de los consejos de sus padres y de su entrenador Marlon García. Se enfrentó a tres rivales y a todos los venció, uno de ellos su compañero del Guadalupe, Eduardo Pérez. “Cuando comencé en Judo el 17 de enero no pensé en llegar a esto, pero sé que debo esforzarme más porque ahora toca representar al país”, afirma Joqsan que, en un arrebato de sinceridad, confiesa que le es más fácil derribar a un rival y vencerlo por Ippon que resolver un problema de Álgebra. “Pero ahí voy”, dice riendo mientras se apura y busca su sombrero porque le espera una coreografía del folclor Masaya.