Myriam Sandoval
Lideresa | Iniciativa de Género
Desarrollar actividades con motivo de este hito, surge inicialmente para reconocer a la Mujer Trabajadora, su lucha por la participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en la búsqueda de una igualdad real.
Esta fecha constituye una oportunidad para visualizar y sensibilizar sobre las desigualdades de género y reivindicar sus derechos en varios ámbitos, sobre todo en aquellos países en los que todavía las mujeres no tienen los mismos derechos y oportunidades.
Desde el Movimiento Internacional Fe y Alegría, reafirmamos nuestro compromiso de promover el empoderamiento y la justicia social a favor de las mujeres y las niñas, especialmente quienes viven en contexto de pobreza, violencia y exclusión.
Al analizar la situación desfavorable y desventajas que viven las mujeres, no se puede obviar el impacto que juega la educación ya sea formal o no formal para su desarrollo, por este motivo la educación de las mujeres es fundamental desde etapas tempranas.
Según la ONU se estima que 222 millones de menores en edad escolar están afectados por la emergencia educativa. De estos, 78 millones están sin escolarizar, y la mayoría son niñas. Es decir, más de 42 millones de niñas y adolescentes en todo el mundo no van a la escuela[i].
Consideramos que la educación es un derecho universal fundamental que debemos proteger; lamentablemente todavía prevalecen limitaciones que dificultan a un alto sector de niñas y mujeres a acceder y ejercer este derecho.
Por esta razón debemos sumarnos a iniciativas que favorezcan el acceso a una educación para todas y que abra puentes para lograr igualdad y justicia, favoreciendo a niñas y mujeres independientemente de su situación económica, religiosa, etnia u orientación sexual.
Trabajar por la educación y el empoderamiento de las niñas y mujeres para lograr su transformación, es un compromiso de Fe y Alegría, que se concreta en su Política Federativa de género, así como en programas y acciones específicas que se impulsan desde los 22 países ubicados en tres continentes (América, Europa y África), en más de 1.5 mil puntos geográficos.
Tenemos claro que el contexto actual es desfavorable ante diversas problemáticas, y se suma la exacerbación de la post pandemia Covid 19, Por ello, la Federación Internacional Fe y Alegría, plantea en su declaración (2020) “La Educación en Emergencia”, su indignación frente al fortalecimiento de una cultura patriarcal, que trae consigo una serie de problemas, entre ellos la destrucción de la naturaleza, irrespeto a los derechos humanos, generando además grandes brechas y desigualdades estructurales, donde las niñas, mujeres y jóvenes se llevan la peor parte.
Según el informe del Banco Mundial[ii], (2020); alrededor de 2,400 millones de mujeres en edad apta para trabajar no tienen igualdad de oportunidades económicas y 178 países continúan con barreras legales que les impide participar plenamente en la economía. Mientras que, en 86 países, las mujeres enfrentan algún tipo de restricción, y 95 países no garantizan la igualdad en la remuneración del trabajo.
Como plantea Sima Bahous-Directora Ejecutiva ONU Mujeres, en el 2030 culminan las metas planteadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y el mundo está a la zaga en la mayoría de los indicadores de cambio del Objetivo 5,[iii]. Estas propuestas son fundamentales para logar acortar las brechas de desigualdad, dentro de las que se destacan:
Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres en todo el mundo (5.1), poner fin a toda violencia y explotación de mujeres y niñas, (5.2), eliminar prácticas como la mutilación genital femenina y los matrimonios forzados (5.3), aumentar el valor de atención no remunerada y las responsabilidades domésticas compartidas (5.4).
Sin embargo, esta organización continúa comprometida para que estos objetivos sean una realidad para las Mujeres y las Niñas, promoviendo su participación en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la vida.
En este sentido, tanto gobiernos, empresas e instituciones juegan un rol importante en la garantía de los derechos y los espacios de oportunidades para promover el empoderamiento y la igualdad de oportunidades a las mujeres.
En este articulo te compartiremos testimonios, vinculados a la formación y servicios que oferta Fe y Alegría, desde una educación que inciden en el empoderamiento de las mujeres y jóvenes facilitándoles condiciones para lograr sus propósitos de vida.
El fútbol femenino será cada vez mejor
Alisson Cassamen es una joven deportista que estudió en el colegio Fe y Alegría María Augusta Urrutia (MAU) de Quito-Ecuador y actualmente forma parte de nuestras egresadas.
Desde pequeña sintió gran motivación por el fútbol, nos cuenta que su interés surgió cuando tenía 6 años y desde entonces sueña con llegar muy lejos, hacer que su familia se sienta orgullosa y jugar en clubs profesionales fuera del país. Para Alisson, el fútbol lo es todo. Es un deporte que le apasiona y que le ha permitido conocer a muchas personas, crear lazos y amistades, le gusta el compañerismo que se genera tanto en la cancha como en los camerinos.
Nos cuenta, que ha tenido la fortuna de recibir mucho apoyo de su familia. Su madre, su padre y sus abuelos/as siempre estuvieron ahí, alentándola en sus partidos. En el centro educativo tuvo apoyo de sus docentes, mostraron apertura a su práctica deportiva aun cuando aquello coincidiera con horarios de clase. Ella jugó desde los 6 a los 11 años en un club barrial, en aquel entonces entrenaba solo con hombres, con 12 años jugó para el Cantón Quito y junto con su equipo quedaron campeonas.
Ha jugado también en clubs profesionales como el deportivo Leones del Norte y la Liga Deportiva Universitaria (LDU). Sin embargo, nos cuenta que combinar el deporte con los estudios es complejo, requiere de mucho orden, en su caso, ha tenido que trasladarse a lugares distantes de su hogar para entrenar y volver tarde a casa a estudiar hasta la madrugada.
Considera que aún falta mucho apoyo para el fútbol femenino y nota la brecha que existe en relación al fútbol masculino, no obstante, cree que con el apoyo mutuo, el fútbol femenino será cada vez mejor.
Por: María Noelle Acosta
“Mi vida ha cambiado por completo”
La emprendedora Marisa dos Santos Reis realizó el curso de confección de prendas íntimas en el centro de Fe y Alegría en la ciudad de Montes Claros, en el estado brasileño de Minas Gerais.
Ella cuenta que conoció la Fundación Fe y Alegría a través de un folleto que vio en un centro de salud. Como había tenido un bebé recientemente, Marisa no pudo tomar el curso en ese momento. Tiempo después, decidió hacerlo, para ese entonces, se encontraba en una profunda depresión. “Gracias a Dios decidí comenzar. Mi vida ha mejorado un 100%. Conocí nuevas amigas y pude aprender más sobre el mundo del emprendimiento. Hoy tengo más fuerza de voluntad para perseguir mis sueños y las cosas que quiero. El curso fue muy importante tanto en mi vida profesional como personal”, relata.
Marisa también cuenta que, después del curso, se volvió más comunicativa, con más enfoque y certeza de sus objetivos. “Hoy fabrico en mi casa y tengo mi horario de trabajo. Atiendo al público infantil, juvenil y adulto, tanto masculino como femenino, así que tengo muchos pedidos, gracias a Dios. Mi vida ha cambiado por completo”.
Por Fe y Alegría Brasil – Formación para el trabajo
“Ellos creen en nosotros, y eso era lo que yo necesitaba”
Fabínia Silva de Jesús es emprendedora. Hace unos años, atravesaba dificultades al enfrentar el desafío de mudarse a una nueva ciudad y comenzar una nueva vida en Cariacica, en el estado brasileño de Espírito Santo. Llegó a Fe y Alegría por casualidad. “Estaba buscando una escuela para mis hijas cuando alguien me dijo, por error, que allí quedaba una escuela”, cuenta ella. En ese momento, descubrió los cursos ofrecidos a mujeres emprendedoras, información que le dio el coordinador del centro. “Era algo que realmente necesitaba en ese momento, así que de inmediato respondí que quería participar”, recuerda.
Dos años después, Fabínia cuenta con su propio salón de belleza y ha ampliado sus conocimientos y servicios al realizar cursos en el área de estética, como depilación, masaje relajante, diseño de cejas y limpieza facial. “Esto tuvo un impacto muy grande para mí, porque ya trabajaba como peluquera, pero hoy no tengo solo una fuente de ingresos porque puedo ofrecer otros servicios. Ya no me quedo quieta”, explica ella, que ya no piensa en volver a su ciudad de origen.
Además de los conocimientos técnicos, Fabínia cuenta que, con Fe y Alegría, aprendió a gestionar su propio negocio y organizar su vida financiera, logrando incluso saldar una deuda que tenía desde hace años. “Llegué aquí sin conocer a nadie, completamente perdida. Ya tenía los materiales, pero no sabía por dónde empezar”.
La emprendedora destaca además que el apoyo del equipo del centro de Fe y Alegría fue fundamental. “Ellos creen en nosotros, y eso era lo que yo necesitaba: alguien que dijera ‘va a funcionar. Cuenta con nosotros, estamos aquí’. Hoy hago mi propio horario y cuido mejor de mis hijos. Eso para mí no tiene precio”.
Por Fe y Alegría Brasil – Formación para el trabajo
“Fue gracias a Dios y a este proyecto que logré alcanzar mi sueño”
Migrante venezolana, Nury Tibisay llegó a Brasil sin saber siquiera cómo preparar una torta, y hoy, gracias a la formación que recibió en el Centro de Emprendidurismo de Fe y Alegría en Boa Vista, estado de Roraima, es emprendedora de repostería.
“La formación que recibí aquí me ayudó a evolucionar mucho como persona, me ayudó a ser mucho más confiada, más segura de lo que quiero y de las metas que tengo en la vida. También adquirí muchas más ganas de seguir aprendiendo”.
Nury recuerda que ahora tiene una visión más clara del futuro y que puede ayudar a otras personas a través de la generación de empleo. “Estoy pensando en contratar a un ayudante”, dice.
Para el futuro, ella quiere seguir creciendo. “Quiero tener un negocio tan estable que pueda estar tranquila, asegurar una carrera para mis hijos. Y yo, como persona, verme realizada en esta vida, porque mi sueño siempre ha sido tener un negocio próspero. Ser migrante no es fácil, y fue gracias a Dios y a este proyecto de Fe y Alegría que logré alcanzar mi sueño”.
Por: Fe y Alegría Brasil – Formación para el Trabajo
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