Nuestra Historia

Todas las grandes obras nacen de grandes procesos y cuando queremos que las mismas duren cien años, se necesita educar al pueblo. Fe y Alegría, nace en Venezuela en el año 1955 por iniciativa del sacerdote jesuita P. José María Vélaz, profundamente motivado ante la injusticia social y educativa existente en Caracas. Acompañado por un grupo de estudiantes de la Universidad Católica Andrés Bello, entra en contacto directo con la realidad de los barrios periféricos de la capital venezolana e inicia un movimiento de educación popular integral.

En 1965 se inicia la experiencia de Fe y Alegría Panamá. En su etapa inicial promueve la creación de centros educativos (escuelas primarias) para los sectores más pobres de la zona urbana. 

Más adelante, de 1978 a 1981, se pasará a otro tipo de experiencia, con énfasis en la promoción de procesos sociales. Cada proyecto social abarcaría los aspectos productivo, organizativo y formativo logrando de esta manera tener alcance en el territorio nacional; desde la provincia de Chiriquí, hasta la provincia de El Darién.

En 1981, enfoca su atención hacia la educación no formal, de adultos y de dirigentes indígenas, así como otros proyectos de desarrollo social productivo lo que significaría una concentración de esfuerzos para evitar la dispersión a lo largo del país y permitiría priorizar a dos pueblos originarios (Ngäbe-Bugle y Emberá) que eran los más oprimidos y  que sufrían un elevado índice de pobrezas; a su vez se concentra la atención en escuelas vocacionales en la ciudad de Panamá.

En 1993 se hace una evaluación profunda del trabajo que se realiza en Panamá, se reafirma la línea estratégica del trabajo con pueblos originarios y se redefinen nuevas líneas y estrategias para dar nuevas respuestas a las necesidades de la población excluida de la sociedad panameña.

En 1997, se inician una etapa de refundación; con la cual se logra una nueva organización y se establecen prioridades en el trabajo tales como: la educación técnica – vocacional de jóvenes excluidos y el acompañamiento a comunidades de pueblos originarios y campesinas en su proceso de autogestión social económica y cultural.

A partir de 2021 y a raíz de la Pandemia muchos de los centros escolares cerraron y la institución empezó a orientar su servicio y trabajo hacia la Promoción Social, y dentro de ello hacia la educación no formal, atención y capacitación de adultos de población migrante, realizando proyectos de desarrollo social y formación de emprendimientos. Recordando que la fuerza de Fe y Alegría es el servir a población que se encuentra dentro de los extractos de empobrecimiento y exclusión y respondiendo ante las necesidades del país que en la actualidad no cuenta políticas migratorias de desarrollo e integración propicias a migrantes lo que ha convertido este hecho en una preocupación social, se planteó la reorientación del que hacer, logrando de esta manera conseguir alianzas y donantes que nos ayudarán a nuestra labor de acompañamiento y educación para lograr la integración, sostenibilidad y mejora de la empleabilidad de muchos migrantes que se encuentran en el País.

En esta nueva aventura de formación educativa para el año 2022 se obtuvieron 100 matriculados a los talleres de formación para el trabajo entre las edades de 18 a 60 años, en su mayoría mujeres, muchas de estas personas con formación profesional y otros solo con su bachillerato, pero todos compartiendo una misma esperanza y un sueño en común, lograr mostrar su talento, integrarse y contribuir a la economía del país y nuestra labor como institución transmitirle a cada uno de ellos no solo mística de servicio, si no también de continua creatividad, lo que causó el surgimiento de una serie de emprendimientos de todo tipo y el fortalecimiento de otros a partir de nuevas ideas transformadoras.