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Tejiendo Amaneceres

Uno de los mayores problemas en el proceso de integración de las familias migrantes a la sociedad panameña es el tema de la educación primaria y secundaria. Muchas familias carecen de recursos económicos para sostener a sus hijos en el sistema educativo y la gran mayoría no tienen los papeles académicos que normalicen la estancia  de estos en las aulas.

Por esta razón este programa tiene como objetivo apoyar en la integración escolar y social de niñas, niños y adolescentes entre los 6 y 17 años panameños y miembros de la población migrante residente en panamá, asi como sostener su permanencia en el sistema educativo y desarrollar actividades de carácter educativo y lúdico que promuevan su desarrollo cognitivo integral.

 

¿Cómo se desarrollará?

a.El proceso pretende abarcar una población de 150 niños junto a sus padres.

b.Cada núcleo familiar debe comprometerse a participar de las actividades de formación integral: lúdicas (deportivas, culturales) y educativas (reforzamientos académicos en las materias básicas).

c.Cada niño/a podrá hacer uso del sistema informático para el desarrollo de tareas bajo supervisión de los promotores o personal asignado.

d.Los padres deben firmar un acuerdo con Fe y Alegría de mutua responsabilidad y de permiso del uso de materiales como videos o fotos de las actividades.

e.Los padres se comprometen a participar de las actividades de sus hijos.

f. Los padres deben entregar cada trimestre el informe de notas de sus hijos.

g. A cada niño/a se le asignará un mínimo apoyo para alimentación, transporte y recursos educativos. El mismo será como bono y no implica el uso de efectivo. El mismo esta adjunto al desempeño de los niños/as en el período académico.

h.Las actividades se desarrollarán en las instalaciones de Fe y Alegría.

i. Fe y Alegría se compromete a velar con responsabilidad de los niños/as acorde al protocolo “Keep the children safe”.

Para construir un “nosotros cada vez más grande” es necesario lo que Ignacio de Loyola en su momento llamo “la unión de ánimos”. Somos tantos y dispersos ¿Cómo unir esas vidas para generar esperanza? ¿Cómo ayuda esto a integrarla?

Si algo debe identificar al cristiano es la esperanza contra toda esperanza. Y ella es todo menos pasividad. Es hacer visible la realidad del reinado del Abba de Jesús en medio de la injusticia de este mundo, pero sabiendo que no es algo “fácil”. Como dice el Papa Francisco:
“La esperanza cristiana no es, en efecto, el optimismo dichoso, o más bien diría el optimismo adolescente, de los que esperan que las cosas cambien y mientras tanto siguen haciendo su vida, sino que es construir cada día, con gestos concretos, el Reino de amor, de justicia y de fraternidad que inauguró Jesús.” (Papa Francisco, V Jornada Mundial de los Pobres, 14 de noviembre de 2021)

Nuestra reflexión se hace desde un contexto de incertidumbre marcado por la crisis social que agita nuestro país después de dos años de pandemia, vale la pena aportar por recuperar ese ánimo de nuestras comunidades. Nuestra fe no puede ser basada en “datos”, “textos”, “dogmas”, parte de una experiencia que se actualiza, que debe llevarnos como hemos dicho a alabar, reverenciar y servir, allí donde está nuestro Dios: en el empobrecido y oprimido, los crucificados, sin cansarnos de hacer el bien.

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