Kavi Noonan es un joven de 21 años, oriundo de Inglaterra, Gran Bretaña, que llegó a nuestro país en febrero para realizar una experiencia de servicio. Durante tres meses se desempeñó como docente de inglés con estudiantes del cuarto al noveno grado en la Escuela Santa Cruz de Fe y Alegría, en el Bañado Norte, Asunción. El 4 de abril fue su último día y los alumnos y maestros lo homenajearon y obsequiaron un presente hecho a mano por la comunidad educativa.
Él llegó a Paraguay a través de una organización buscando una experiencia de enseñanza, puesto que es estudiante de la carrera Lenguas Modernas (español) y antes de llegar hasta nuestra tierra pasó por Perú y posteriormente completará su trayectoria con España.
La magia del Paraguay
«La gente en este país son los más amables del mundo. La bondad y la bienvenida que recibí fueron inmensas. La gente que he conocido acá será lo que más extrañe. Estuve muy nervioso (al llegar), pero el equipo me acogió muy rápido, no me sentí aislado, más bien me sentí aceptado» expresa Kabi sobre nuestro país.
«Es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.El inicio fue un gran reto para mí, ya tuve experiencia como asistente en aula apoyando a un profesor y contestando preguntas de los niños. Pero mi puesto acá era la primera vez que manejé una clase por mi propia cuenta y eso quiero agradecerles, aprendí muy rápido cómo es el profesor porque tuve que lidiar con las mismas dificultades que los maestros profesionales. Era un gran privilegio poder ver cómo enseñar y tuve que adaptar (la metodología) muy pronto, es muy difícil mantener la atención en la clase y esas son habilidades que se pueden aprender solo trabajando. Solamente en tres meses desarrollé mucha experiencia».
El martes 4 de abril fue el último día que el voluntario compartió con la institución que le acogió para que pueda realizar su servicio, lo que no esperaba es la sorpresa que le tenían preparada al llegar.
«Mi último día fue muy emocionante, era una celebración. Había danzas y canciones. Los niños me dieron tarjetas para agradecerme, me pareció demasiado. Pensé que no había enseñado suficiente tiempo para merecer eso. Me ayudaron a entender qué importante era lo que había hecho. En mi experiencia acá en Paraguay lo que me llama más la atención es que hay un gran respeto por el docente, y yo no era mucho mayor que ellos, pero existe un respeto por el profesor y la oportunidad de aprender que no siempre existe en mi país. Acá, sin dudas, se entiende la importancia de una educación y las oportunidades que brindará. Me hace humilde ver esto y aumenta el respeto que yo tengo hacia la cultura de acá y los valores que los paraguayos tienen».
Haciendo un paralelismo ente cómo llegó a Paraguay y cómo es ahora al haber terminado su misión, Kavi cuenta que «cuando estuve en Perú quería sentir que lo que hacía tenía valor y no lo encontré, pero acá sí y cuando me vaya será un día triste. Personalmente hay un cambio en mi vida, en mi alma, me he desarrollado mucho como persona y me siento más maduro, no tengo tanto miedo de lo desconocido y lo inseguro, no sé dónde exactamente encontré esta confianza, pero creo que soy más valiente y quiero aprovechar las oportunidades que tengo».
¡Aguyjevete ndéve, Kavi!