Marco Tulio Gómez, SJ.
Director Nacional | Fe y Alegría en Panamá
Los pasados cinco años, el gobierno de Panamá encabezado por Laurentino Cortizo hizo esfuerzos para responder a la creciente magnitud de la crisis humanitaria en la selva del Darién. Sin embargo, si bien loables, dichos esfuerzos no fueron suficientes. Al final del actual período, el agotamiento gubernamental no evitó desencuentros con organismos internacionales y enfatizó acciones vinculadas a la seguridad nacional. En cuanto a la población migrante residente en el país, medidas como el Permiso Temporal de Protección (PTP) y el consiguiente Permiso de Trabajo Temporal de Protección (PTTP) no pudieron alcanzar a la mayoría de migrantes irregulares. Este gobierno se despide sin avances en la creación de medidas amplias y benéficas para los sectores más vulnerables de la creciente población migrante establecida en el país.
El pasado 5 de mayo el 78% del electorado fue a las urnas para elegir nuevo presidente y renovar los diputados a la Asamblea Nacional, alcaldes, representantes de corregimiento, concejales y los diputados al Parlamento Centroamericano. De entre ocho candidatos y con apenas un 34.23% del total de los votos, en estas elecciones generales resultó electo José Raúl Mulino como nuevo presidente. En Panamá no hay segunda vuelta; se gana por mayoría simple. Esto ya supone dificultades al consenso social y complica las decisiones del gobierno de turno en cualquier temática. Por todo esto, a medida que este nuevo gobierno se prepara para asumir el poder el 1 de julio de 2024, es crucial abordar los retos que enfrentan los migrantes y el papel que juega Fe y Alegría Panamá en esta situación.
Retos para la atención humanitaria:
A pesar de los esfuerzos del Gobierno, la infraestructura y los recursos disponibles son insuficientes para satisfacer las necesidades básicas de los migrantes: alojamiento, alimentación, vestido y salud. En medio de dificultades, algunas organizaciones humanitarias buscan aportar en la oferta de estos servicios de manera continua y sostenible, pero las autoridades estatales no siempre se dejan ayudar.
El tema de la salud en la frontera del Darién es una preocupación constante, ya que muchos logran ingresar a Panamá necesitados de atención médica urgente, y algunos con necesidades de atención a mediano o largo plazo. Esta falta de acceso adecuado a servicios de salud empeora aún más su situación, aumentando el riesgo de enfermedades y complicaciones. En medio de esto se han dado situaciones como la suspensión de atención por parte de Médicos sin Fronteras, cuyo convenio con el Gobierno no fue renovado, reduciendo con ello la ya precaria atención básica a miles y miles de migrantes que salen de la selva del Darién.
Por otro lado, para los migrantes que buscan establecerse en Panamá, la integración y el apoyo psicológico también son retos significativos. Estas personas enfrentan barreras socioculturales que dificultan su adaptación y bienestar emocional. La falta de programas de integración eficaces puede llevar al aislamiento social y a una mayor vulnerabilidad.
Retos para la oferta educativa:
En el ámbito educativo, los migrantes enfrentan obstáculos significativos. El acceso a la educación es uno de los principales desafíos, ya que muchos niños y jóvenes, migrantes o incluso aquellos nacidos en Panamá en la última década, tienen problemas para inscribirse y permanecer en las escuelas públicas debido a la falta de documentación o a la sobrecarga del sistema educativo local.
La calidad educativa es otro aspecto crítico. Las escuelas que logran acoger a estudiantes migrantes a menudo carecen de los recursos necesarios para proporcionar una educación de calidad, lo que afecta su aprendizaje y desarrollo. Además, existe una necesidad urgente de adaptar los currículos escolares para incluir y reflejar la diversidad cultural de la población estudiantil.
La inclusión y adaptación curricular son esenciales para asegurar que los estudiantes migrantes no solo accedan a la educación, sino que también se sientan acogidos y valorados en el sistema educativo. Esto implica la formación de docentes y la implementación de programas que promuevan la inclusión y la equidad.
El papel de Fe y Alegría Panamá:
Como parte del Movimiento Internacional de Educación Popular y Promoción Social, nuestra acción se dirige a sectores empobrecidos, migrantes y excluidos de Panamá, para potenciar su desarrollo. Por ello, nuestra Fe y Alegría considera la atención a personas migrantes como uno de los ejes de su misión, proporcionándoles ofertas de educación no formal y apoyo integral.
Actualmente, Fe y Alegría Panamá desarrolla varios proyectos y programas enfocados en el reforzamiento académico, la atención humanitaria, formación para el trabajo y el bienestar de los migrantes. Estos programas son adaptados a las necesidades específicas de los migrantes y, trabajando también con las comunidades de acogida, promueven su integración en la sociedad panameña.
Con la llegada del nuevo Gobierno, la situación migratoria podría complicarse más si el presidente electo lleva a la concreción medidas como la anunciada repatriación de extranjeros que ingresan por el Darién. El mayor revuelo lo causó el llamado “cierre de frontera” en la selva del Darién, algo que en la práctica parece, por demás, poco probable.
Fe y Alegría Panamá espera encontrar oportunidades para colaborar con las nuevas autoridades en la mejora de la atención humanitaria a personas migrantes. Ojalá también surjan oportunidades para explorar acciones pedagógicas directas que beneficien a los sectores más vulnerables en el país. En todo esto es fundamental que el gobierno reconozca y apoye los esfuerzos de organizaciones como Fe y Alegría, facilitando recursos y políticas que permitan una atención más eficaz y humana.
Los retos de Fe y Alegría ante esta realidad:
– Promover la justicia y la equidad en un país que es el sexto en desigualdad a nivel mundial según organismos internacionales. De cara a ello es fundamental aumentar el trabajo en red y la incidencia.
– Generar espacios de diálogo de diversos actores para promover propuestas de desarrollo social sostenibles, apoyando la visibilidad de actores sociales normalmente invisibilizados.
– Aumentar el trabajo en red de cara a la sensibilización de las comunidades vulnerables en donde conviven poblaciones panameñas y migrantes.
– Generar mayores acciones de trabajo pedagógico con niños, niñas y adolescentes y sus familias para fomentar un proceso de integración capaz de sentar las bases para auténticas comunidades de hospitalidad.
Sabemos que nuestro alcance es limitado, pero no por ello menos valioso, necesario y pertinente. Hemos de esforzarnos para tender nuestros esfuerzos a la colaboración y el ánimo de las voluntades, a veces dispersas, para poder crear un Panamá con todos y para todos.
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