Venezuela requiere de manera urgente un acuerdo educativo nacional para que la educación se convierta en una auténtica prioridad para el Estado y la sociedad.
Debemos iniciar una especie de cruzada nacional en la que nos involucremos todos: Estado, familias, sociedad, medios de comunicación, empresas, partidos políticos, iglesias, organizaciones no gubernamentales para hacer realidad este acuerdo o pacto por la educación.
El investigador y pedagogo Antonio Pérez Esclarín nos comparte su análisis sobre la Educación en Venezuela y explica los alcances de este acuerdo por la educación
Por un Acuerdo Educativo Nacional
En Venezuela la educación es un derecho negado a grandes sectores de la población, que no tienen acceso a ella o reciben una educación de muy baja calidad. Tenemos bachilleres que no entienden un texto sencillo, son incapaces de expresarse en forma oral o por escrito con claridad, y no pueden resolver problemas matemáticos simples. La educación para los pobres es cada vez más una pobre educación, lo que contribuye a mantener o incluso aumentar la pobreza humana, social y económica de las mayorías.
Las tasas de deserción alcanzan niveles muy altos y la crisis humanitaria compleja, agravada por la pandemia, ha dejado sin educación a más de un millón de niños y de jóvenes en edad escolar. Nuestro sistema educativo reproduce y agiganta la desigualdad y la exclusión, y en la actualidad, la educación pública, en todos sus niveles, vive una situación lamentable, posiblemente la peor de las últimas décadas. Lo más trágico es que, después de tanto discurso igualitario y tanta prédica de incluir a los excluidos, las políticas sociales y económicas tan desacertadas han favorecido la educación privada, a la que sólo tienen acceso los privilegiados.
La profesión docente está minusvalorada. Los salarios de los educadores son muy precarios y no les alcanzan para sobrevivir dignamente. Miles de educadores han salido del país en busca de una mejor vida, y muchos de los que todavía continúan en Venezuela, se dedican a otras actividades para poder sobrevivir. Hay un gravísimo déficit de profesores y son muchos los liceos y universidades que no dan algunas materias por carecer de profesores. Ante esta situación, se está recurriendo a personas sin verdadera vocación, capacitación o formación, con la errónea idea de que cualquiera puede ser educador.