En un rincón del llano venezolano y a orillas del río Masparro, caserío El Picure, municipio Rojas del estado Barinas, se encuentra ubicada la Escuela Técnica Agropecuaria San Ignacio del Masparro.
Con 37 años de fundada por el padre José María Vélaz, la institución educativa se llena de júbilo este 19 de agosto cuando 17 jóvenes se conviertan en la primera promoción de estudiantes que recibirán el título de Técnico Medio en Ciencias Agrícolas.
Llena de mucha fe y alegría, la hermana Moraima Rojas, directora general del complejo educativo San Ignacio del Masparro expresó que este logro colectivo ha sido fruto del esfuerzo durante 3 años, al solicitarle al Ministerio de Educación la aprobación del proyecto, para pasar de escuela básica a escuela técnica.
“Nuestros estudiantes estaban acostumbrados a vivir internados en la institución pero con la llegada de la pandemia y en medio de una serie de dificultades, se les hizo cuesta arriba trasladar la escuela a sus hogares y entender que Somos Todos Maestros, desde el abuelo hasta el vecino que lucha día a día por sacar los mejores productos de su conuco pese a la escasez de insumos, combustible e implementos agrícolas”, destacó la directora.
Cumpliendo las normas de bioseguridad, el equipo de la ETA implementó estrategias bajo la modalidad semipresencial a fin de capacitar a estos 17 jóvenes para las pasantías laborales, ubicándolos en diferentes unidades de producción. “Con voluntad y mucho esfuerzo, nos sentimos honrados al poder graduar a la primera promoción de técnicos medios agrícolas”, puntualizó.
De los 17 graduandos, 12 son mujeres. Estas jóvenes saben atender el área de bovinos, ovinos, porcinos, aves, producción pecuaria, vegetal, prácticas agrícolas, topografía, riego y drenaje, agroecología, técnica y conservación de alimentos y, por supuesto, la formación en valores que les permite convertir un problema en una gran oportunidad para crecer.
Formar para producir
La escuela está ubicada en una finca de 500 hectáreas, de las cuales, 300 se destinan a la ganadería, unas 60 hectáreas como bosque nativo, constituyendo una magnífica reserva natural para fauna y flora llanera y 25 hectáreas en plantaciones forestales principalmente teca, caoba y otras especies nativas.
“Estos 17 jóvenes, no sólo se han convertido en una gran esperanza para el estado llanero que los vio nacer y desarrollarse, sino para todo el país, puesto que hoy más que nunca cobra importancia el trabajo agropecuario. Necesitamos darle un gran impulso al tema de la soberanía alimentaria y tomar muy en serio el trabajo agrícola para fomentar la producción y el desarrollo agroalimentario en Venezuela”, enfatizó Rojas.