El sacerdote jesuita y exrector de la UCAB, Luis Ugalde, resalta la importancia de la educación técnica y la necesidad de establecer alianzas entre familias, empresas y el Estado para fortalecer la preparación en oficios que contribuyan a reconstruir la economía productiva del país.
¡Atrévete! Era el reto del fundador de Fe y Alegría, José María Vélaz, invitando a la aventura de crear escuelas donde reinaba la necesidad y faltaban los recursos. Más de un centenar de escuelas nacen en Venezuela, no porque había los medios adecuados, sino precisamente porque faltaban: es la escasez la que reclama respuestas e inspira audacias.
De esa manera fueron creados casi todos los barrios pobres de las ciudades de Venezuela, y debido a la extrema obligación de contar con un techo para la familia, se levantaron en Caracas cientos de miles de ranchos desnudos, sin condiciones urbanísticas ni servicios básicos. La penuria los legitima y desata su creatividad; décadas después muchos barrios lucen asentados y humanamente acogedores.
La primera escuela de Fe y Alegría en 1955 nace sin pupitres, ni aula apropiada, ni maestras tituladas, ni con el visto bueno del Ministerio de Educación. Pero con el supremo permiso que da la necesidad educativa fundamental de la gente y de sus niños.
Hoy Venezuela, como nunca antes, necesita jóvenes preparados en oficios del siglo XXI para que una economía productiva sustituya a la empobrecida renta petrolera. Por otro lado, vemos muchos para la larga carrera universitaria y con apuro de pronto trabajo y rápidos ingresos. Esto reclama carreras universitarias cortas (3 años) para estudiar hoy y trabajar mañana.
Luego la necesidad los llevará a seguir trabajando y continuar estudiando toda la vida. Las universidades están acortando a tres años muchas de las carreras de cinco y ofreciendo variados estudios de postgrado y diplomados cortos y específicos. En la actual trágica indigencia nacional, la riqueza nacerá de la creatividad y productividad de la gente que de verdad estudia y aprende oficios para ello.
Fe Alegría está celebrando 25 años de la fundación de su primer instituto técnico universitario. El 28 de septiembre de 1998 nace en Catia el Instituto Universitario Jesús Obrero, de la exigencia de rápida formación universitaria en electrónica y electrotecnia, en contaduría, informática y de docentes para educación integral y preescolar.
Ante la necesidad y la falta de recursos, el primer instituto universitario surge como refugiado, arrimado de noche a las instalaciones del bachillerato técnico de los jesuitas en Jesús Obrero de Catia. Hasta el nombre IUJO (Instituto Técnico Jesús Obrero) y los profesores son compartidos. Lo importante es arrancar respondiendo a las exigencias.
Hoy son cinco los institutos universitarios de Fe y Alegría con más de 4.000 estudiantes. Ya hay 14.000 egresados con plena inserción laboral. Formadores y formandos avanzan en el camino de superar la brecha digital, elevar la productividad y fortalecer la educación dual y empresa. Insertados en un marco ético desarrollan también las llamadas habilidades blandas, como trabajo en equipo, adaptación permanente a las nuevas competencias, espíritu de cooperación y trabajo en redes… Todo con un sentido espiritual cristiano que afirma y alimenta la dignidad humana y la solidaridad en una Venezuela que clama revivir. Los institutos técnicos universitarios no son una obligación marginal, sino medular para que renazca nuestro destrozado país.
El financiamiento de este tipo de formación es una necesidad vital que todavía no está en el centro de las preocupaciones del gobierno (aunque recientemente hay anuncios que apuntan en esa dirección), ni de la empresa privada, tan requerida de jóvenes preparados en oficios.
Actualmente, en el financiamiento de los cinco institutos universitarios de Fe y Alegría (Catia, Petare, Maracaibo, Barquisimeto y Guanarito) las familias aportan 55 %, el Estado 21 %, los aliados externos (nacionales e internacionales) 19 % y 5 % proviene de las unidades productivas propias. Salvo excepciones notables, creemos que la empresa privada no ha descubierto ni desarrollado el valor estratégico que tiene su apoyo a este tipo de educación prioritaria.
Tiene que empezar una alianza de los jóvenes y sus familias, con empresas de visión y audacia de futuro y con el Estado, centrados todos en la obligación formativa del joven y en la urgencia nacional de trabajadores formados como productores de la Venezuela necesaria.
Felicitamos a Fe y Alegría en sus 25 años impulsando estas alianzas esenciales para formar técnicos universitarios.
Por Luis Ugalde, sj.