Cada 12 de febrero se celebra en Venezuela el Día de la Juventud, una fecha en la que se resalta el espíritu vibrante y la fuerza transformadora de los jóvenes venezolanos en conmemoración a la Batalla de la Victoria que tuvo lugar en el año 1814.
En esta batalla, un ejército de jóvenes venezolanos, liderado por el general José Félix Ribas, derrotó a un ejército realista mucho más numeroso. La Batalla de la Victoria fue un momento crucial en la lucha por la independencia de Venezuela. La victoria de los jóvenes venezolanos demostró su valentía, determinación y compromiso con la causa independentista.
En 1947, la Asamblea Constituyente de Venezuela decretó el 12 de febrero como Día de la Juventud en honor a los jóvenes que lucharon en la Batalla de la Victoria, una oportunidad para reflexionar sobre el papel fundamental que juegan los jóvenes en la construcción de un futuro mejor para Venezuela.
De esa manera, resaltamos a aquellos jóvenes que forman parte del movimiento Fe y Alegría, que no solo se dedican a su formación académica, sino que también se convierten en agentes de transformación social.
“Somos optimistas, emprendedores, creadores de nuestros propios sueños y buscamos oportunidades para alcanzar nuevas metas en nuestro futuro”, afirmó la joven.
En ese sentido, resaltó que el centro de capacitación contribuye a un mejor futuro a través de los cursos que ofrece, los cuales permiten a los participantes incorporarse al desarrollo de un oficio o emprender.
“Me emociona ser parte de una organización que nos invita a ser mejores personas”, comentó.
Con manos que estudian y corazones que trabajan, los jóvenes de Fe y Alegría se embarcan en proyectos que generan oportunidades y progreso.
“Cuando aprendemos, sucede algo mágico: aprendo para enseñar a otros”, dice convencido.
Explicó que compartir lo que aprende con las siguientes generaciones termina por contribuir a una mejor cultura, sociedad y desarrollo personal. “Ese es el aporte que nosotros, como estudiantes, debemos dar a los demás”, concluyó.
El liderazgo inspirador que poseen, contagia a otros a unirse a la construcción de un futuro mejor. A través de su creatividad, innovación y tenacidad, estos jóvenes abren camino hacia una sociedad más justa, equitativa y llena de esperanza.
“Ser joven en la Venezuela de hoy significa, para mí, oportunidades para mejorar el país. Creo que los jóvenes tenemos más salud para seguir adelante y trabajar más para poder mejorar nuestro contexto”, contó.
Actualmente, Andy estudia contabilidad y cree que al obtener su título podrá contribuir con su conocimiento a empresas y negocios del país.
“Me siento útil porque estoy estudiando eso y me gustaría seguir estudiando para seguir sirviendo”, dijo. “A veces tenemos que trabajar y estudiar bastante para lograr el cambio. Todo se logra estudiando y trabajando bastante para brindar, por ejemplo, una mejor economía”, mencionó.
Los jóvenes no solo estudian, sino que también trabajan. Emprenden proyectos, participan en actividades de servicio comunitario y alzan su voz por las causas que les apasionan. Son emprendedores, artistas, deportistas, científicos y líderes sociales que, con su talento y determinación, están dejando huella.
“Para mí es un honor ser joven porque puedo llegar a ser el futuro de nuestro bello país”, dice convencida González.
Aseguró que, con responsabilidad y esfuerzo, ella, al igual que otros jóvenes, pueden lograr emprender y trabajar.
“Me da alegría y emoción saber que puedo ejercer mi carrera”, agregó.
En las aulas y talleres de Fe y Alegría se cultiva una educación integral que va más allá de las letras. Se les brinda a los jóvenes la oportunidad de desarrollar su potencial, fortalecer sus valores y adquirir las herramientas necesarias para transformar su entorno.
“Ser un joven venezolano es un símbolo de grandeza porque creo que todos en nuestro interior tenemos un gran potencial. Todos los días me esmero por aprender a adaptarme a una nueva sociedad y a las futuras generaciones”, contó Rangel.
En este día, se les reconoce a los jóvenes su protagonismo. Su energía contagiosa, su creatividad y su compromiso inquebrantable son la esperanza de una Venezuela más próspera, justa y solidaria.
Por Graciela de los Ángeles Portillo
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