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La alfabetización de Fe y Alegría: Un diálogo de saberes que promueve la participación ciudadana

La alfabetización de Fe y Alegría: Un diálogo de saberes que promueve la participación ciudadana 

EduComunicación actualmente acompaña a la población warao a través de un proceso de alfabetización. Actualmente, Diógenes Colina, coordinador intercultural bilingüe de Fe y Alegría en Delta Amacuro capacita a 18 docentes voluntarios.

Graciela de los Ángeles Portillo

Equipo de Comunicaciones | Fe y Alegría Venezuela

En conmemoración del Día Mundial de la Alfabetización, celebrado el pasado 8 de septiembre, recordamos el invaluable aporte de EduComunicación (antes llamado Instituto Radiofónico Fe Alegría). Desde sus inicios, esta iniciativa ha trascendido la alfabetización básica para fomentar el pensamiento crítico y la participación activa en la comunidad, transformando vidas a través de la educación.

 

Nuestro compañero Rafael González nos cuenta que durante sus 43 años de servicio dedicados a Fe y Alegría, hay una anécdota que transformó su vida: el rostro de Vicenta Hernández, una mujer que quedó sola tras la partida de sus hijos. Él, junto a otro muchacho, la visitaba frecuentemente para enseñarle a leer y escribir.

 

En una de esas visitas a la comunidad Los Mangos del estado Anzoátegui, Vicenta sorprendió a Rafael al decirle que no seguiría estudiando porque se sentía «muy tapada». Se justificaba diciendo que no lograba asimilar las clases que escuchaba por el programa de radio.

 

Sin embargo, en la última clase de alfabetización, le contó a Rafael algo sorprendente: Zamora (un político y militar venezolano defensor de los derechos del pueblo campesino) se le había presentado en un sueño. Y así fue como, por primera vez, Vicenta escribió una carta a uno de sus hijos, donde decía: «Ya sé leer y escribir. Anoche se me presentó Zamora».

 

Para Rafael, lo ocurrido con Vicenta fue una experiencia conmovedora que reafirmó, tanto para él como para todo el equipo de Fe y Alegría EduComunicación, el poder transformador de la alfabetización. A través del conocimiento adquirido, los participantes lograban comprender mejor su entorno.

 

«Lo que Vicenta no había entendido nunca, lo convirtió en una carta», recuerda Rafael.

 

Rafael González, quien ocupó diferentes cargos desde operador de estudio y grabación, coordinador nacional de educación y servicios técnicos y director regional en la zona oriente, nos cuenta que EduComunicación inspirado en una educación popular, además de enseñar a leer y escribir, su misión es convertir a sujetos críticos de su propia realidad.

 

Explicó que la formación dirigida a los adultos no era para decir “mi mamá me mima” o “la pala de paco” sin conexión a las realidades de los participantes atendidos. Por el contrario, era construir oraciones vinculadas al contexto de los participantes que en su momento eran afectados por la acumulación de basura o la falta de agua potable.

 

“Decir la basura nos está agobiando o no tenemos agua, eran oraciones que generaban en las personas buscar la solución al problema y desencadenaba en la organización para dirigirse hacia las autoridades”, agregó Rafael. En este proceso de alfabetización surgieron movimientos y cooperativas que nacen de ese seno de la alfabetización para poder interactuar con el mundo.

 

Con la alfabetización que promovemos las personas aprenden a leer y escribir a partir de su propio conocimiento y las realidades de su propio entorno, muchas veces inspirados en que la gente fuera capaz de plasmar su propia historia y a partir de allí iniciar un proceso de lectura y compresión. Esta metodología ha dado origen a diversos movimientos y cooperativas, demostrando que la alfabetización es un camino hacia la participación ciudadana y el desarrollo comunitario.

Del “Maestro en casa” al “Abrebrecha”

 

En palabras de Rafael, la alfabetización que ofrecemos a menudo se desarrolla en condiciones muy básicas: bajo la sombra de un árbol o en casas con paredes de bloques sin revestir y techos de zinc que dejan pasar el sol.

 

Sin embargo, en estos lugares tan sencillos, lográbamos inspirar a las personas a soñar y a creer en su capacidad de transformar sus vidas. Plasmar sus sueños en papel era una forma de empoderamiento. Por eso, Rafael solía decir: «Hicimos que el loro viejo aprendiera a volar, a crear, a organizarse y a hacer muchas cosas más».

 

En la década de los 70, relata Rafael que la Hermana Magdalena y el padre José Javier Castiella, S.J, director nacional del programa EduComunicación para la época, viajaron desde Caracas a las Islas Canarias para aprender a elaborar materiales didácticos y a montar una radio. Su objetivo era utilizar estas herramientas para alfabetizar a la población.

 

En 1973, nació el programa «Maestro en Casa», a través de un convenio con emisoras de la Iglesia católica, en la ciudad de Maracaibo, en el estado Zulia, y en Caracas, la capital del país. Con este programa de radio, se implementó la alfabetización a través de la radio. Antes que estas existieran, se llevaban las cartillas del “Maestro en Casa” a las escuelas de Fe y Alegría para alfabetizar a la población adulta que se encontraba sin un método cercano.

 

“El Maestro en Casa”, era una adaptación del modelo de la emisora cultural canaria (mejor conocida como ECCA). Dicho sistema constaba de 3 elementos: el esquema, la clase radiofónica y el orientador. El esquema era un recurso para la clase que podía ser utilizado como texto, pizarrón u hoja de actividades.

 

Para el año 1978 se ejecutó una campaña interna de alfabetización donde estaban incluidos los sectores que Fe y Alegría lideraba a través de nuestro fundador, el padre José María Vélaz. “Llegamos a 4 mil alumnos entre 78 y 80, que fueron años buenos en cuanto a expansión en Valencia, Aragua, Caracas y Maracaibo”.

 

Al respecto, nuestro compañero Willy Perroni, quien fue el primer locutor del programa en “Maestro en Casa” nos cuenta que llegó tras entrevistarse con el padre Javier Castillera, S.J, y logró el puesto para llevar adelante este programa de alfabetización. Perroni, actualmente facilitador y locutor en Radio Fe y Alegría Caracas, también participó en la elaboración de las cartillas, y a partir del contenido que producían, grababan las clases para el programa de radio.

 

Perroni, resaltó que las clases se transmitían de lunes a viernes, mientras que los sábados asistía a los Espacios Presenciales de Aprendizaje (antes llamados centros de orientación), donde como facilitadores brindaban apoyo a los estudiantes que asistían en cuanto a cualquier duda que tuvieran sobre alguna materia.

 

“Fue un experiencia extraordinaria y asistíamos de manera presencial a los exámenes y podíamos interactuar con los alumnos”, recuerda Perroni.

 

Para 1984 Fe y Alegría hizo un cambio y fue Implementar la cartilla de alfabetización llamada “Abrebrecha”, la cual se basaba en la metodología de Paulo Freire (fue un pedagogo, educador y filósofo brasileño), quien defendía que un adulto ya está formado.

 

 proponiendo que deberíamos alfabetizar con los contenidos de la realidad de la vida cotidiana», contó Rafael. En ese sentido, empezamos a construir las oraciones en base a las necesidades presentes en las comunidades lo que definitivamente contribuyó a mejorar las cartillas.

 

“Más allá de un simple deletreo de letra, él revolucionó la educación.

 

Rafael califica este momento como “un trabajo muy bueno”, , una vez finalizado sus estudios de primaria. Y así fue como entre los años 82 y 83 nació el programa llamado EBA II para que las personas pudieran optar por sus títulos de bachilleres, comenzando en Caracas y luego extendido a nivel nacional. Asimismo, la historia continúa con el surgimiento de las radios ubicadas en territorios indígenas.

Del “Abrebrecha” hacia una alfabetización innovada

 

Nuestro compañero Carlos Alaña, subdirector nacional de pedagogía de Fe y Alegría EduComunicación, describió que actualmente trabajan en la alfabetización tecnológica que promueven con los participantes para que conozcan cómo abrir un correo o una página web, al menos en zonas del occidente el país que gozan de acceso a conectividad a Internet. Esto, en comparación a lugares remotos donde la conectividad es bastante precaria.

 

Para Carlos, es importante resaltar que en más del 50% de los estados tenemos participantes que estamos alfabetizando gracias a los Profesores Por Hora (antes llamados promotores educativos) y a la acción invaluable de los voluntarios, especialmente en estos lugares remotos.

 

Precisamente Yelitza Guillén, coordinadora pedagógica nacional del programa Educomunicación, inició en nuestro programa como facilitadora voluntaria en el año 1997, una experiencia que la motivó a quedarse trabajando en Fe y Alegría.

 

Yelitza nos cuenta que para las personas adultas es bastante complejo su proceso de alfabetización porque tienden a ser muy tímidos. Sin embargo, considera que un aspecto que hace que el programa de alfabetización tenga impacto es el proceso de aprendizaje que trasciende en lo productivo, emocional, y espiritual.

 

Es decir, se convierte en una experiencia que va más allá de leer y escribir: es empoderamiento, productividad e inserción socio productiva.

 

“Cuando un adulto aprende y visibiliza que aprendió algo y logró consolidar sus sueños, el brillo que tiene la gente en su mirada es algo impresionante. A mi me mueve mucho la sensibilidad, yo siempre digo que soy maestra por accidente y me quede por vocación”, dijo Yelitza.

 

Para el año 2021 se logró determinar que la población a alfabetizar ha variado significativamente. En comparación a años anteriores los participantes tenían entre a 20 a 35 años, ahora son muchos menores, quienes dejaron de estudiar en algún momento por tener la necesidad de tener que producir para mantener sus hogares; aunque Yelitza asegura que “los sueños no se acaban, porque el adulto sigue creyendo que tenemos el poder de cambiar nuestro destino”.

 

Contexto de la alfabetización en Venezuela

 

Rafael González, recuerda que la dirección política de Venezuela durante la década de los 40 tuvo un afán de alfabetizar luego las guerras civiles registradas, “la población estaba totalmente analfabeta”, contó. De esa manera, considera que comienza una conciencia ciudadana de alfabetizar promovidos por el gobierno nacional como fue “Abajo cadenas!”, un libro de lectura inicial para la enseñanza de adultos.

 

En ese mismo sentido, nuestro fundador, el padre José María Vélaz, en su empeño de llegar a todas las zonas donde se encontraban las personas desposeídas, empezó a buscar a mediados del año 1955 la forma de alfabetizar a los adultos provenientes de los barrios marginados.

 

Rafael señala que para la década de los 80 el sistema educativo en general termina por excluir a estudiantes que no podían alcanzar la máxima nota o todas las materias, quedando dichos estudiantes fuera del sistema de estudio regular y pasando al sistema de trabajo manual, y apenas los 2 o 3 que se graduaron, lograban entrar a la universidad.

 

Quienes quedaban excluidos del sistema de educación regular tenían en su mayoría, problemas de violencia, que no habían culminado sus estudios de primaria o bachillerato. Aunque algunos tenían algún curso, “la mayoría eran atraídos por el hampa en la búsqueda de la subsistencia, y un nivel de desempleo alto, fue terrible”, detalló Rafael.

 

De acuerdo a una sistematización de Maria Cristina Soto, para el año 1999 el gobierno nacional, a través del Ministerio de Educación Cultura y Deportes, hizo un llamado a diversas instituciones para participar en una campaña nacional cuya meta era alfabetizar en un período de 6 meses a 200.000 personas.

 

Fe y Alegría, por ser una institución con experiencia en este campo, atendió el llamado y participó en la conformación de una Comisión Nacional de Alfabetización, de la cual, formaron parte también otras instituciones. En esa primera etapa, a EduComunicación se le asignaron dos municipios para desarrollar este proyecto.

Los retos que visualizan desde Fe y Alegría

 

El profesor Carlos Alaña advirtió que actualmente en Venezuela se encuentran casos de personas adultas y hasta muy jóvenes que no saben juntar sílabas, vocales, o armar una oración corrida, especialmente en territorios indígenas, como en Delta Amacuro, donde más del 70% de sus habitantes de la etnia warao no saben leer ni escribir, ni en su idioma ni en castellano.

 

A la vez, las niñas y niños están desescolarizados y los jóvenes y adultos ven en Fe y Alegría su oportunidad para aprender a leer y escribir en su idioma y luego también aprenden el castellano.

 

Frente a esta realidad, Alaña visualiza que los procesos de alfabetización deben ser integrados, es decir, combinar la presencialidad y la tecnología, este último en los lugares donde sea posible, para aprender a leer, escribir e interpretar la realidad.

 

“En la Venezuela actual siguen necesitando de la presencia de la persona físicamente”, dice Alaña considerando las limitaciones de conectividad y acceso a recursos tecnológicos que existen. Y en segundo lugar, propone la ampliación de nuestra cobertura en esos lugares de difícil acceso.

 

Por su parte, Rafael ve una posibilidad de alfabetizar mediante plataformas digitales como TikTok o Instagram. Desde su perspectiva, son opciones que se deberían ir estudiando como ocurrió en su momento el uso de la radio para alfabetizar.

 

Y por último, Yelitza, opta por la opción de sensibilizar a las comunidades en cuanto a tener conciencia que la educación es un derecho habilitante de otros derechos que les permite aprender a leer y escribir, conocer sus derechos y tener herramientas para empoderarse de su destino, con principal énfasis en las mujeres que le permita superar brechas.

 

“Nosotros creemos en la evolución de nuestros participantes. Cuando el proceso de aprendizaje está en ellos,es algo que los catapulta y los hace más empoderados de sus destinos y que conozcan realmente que sus sueños y metas son alcanzables”, reflexionó Yelitza.

 

En su más reciente viaje hecho al Delta, Yelitza aseguró que no solo alfabetizamos sino que empoderamos, trabajamos la educación popular y el fortalecimiento de ese ser crítico, creativo e innovador.

 

Desde Fe y Alegría EduComunicación hemos dejado un legado importante en la sociedad venezolana al incentivar mediante la alfabetización personas capaces de discernir sobre sus propias realidades, tomar decisiones y organizarse de cara a la resolución de conflictos.

 

De modo que, respondemos a nuestra misión de promover una sociedad participativa y capaz de generar transformaciones que favorezcan su calidad de vida y acceso a oportunidad en igualdad de condiciones y derechos.

 

Hemos logrado alfabetizar a personas adultas gracias a una combinación de factores: el uso de la radio, la elaboración de materiales didácticos adaptados con la metodología de Paulo Freire, la innovación hacía plataformas tecnológicas, la presencia en las comunidades y el trabajo en equipo.

Caracas, 12 de septiembre de 2024

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