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La pedagogía del amor sigue vigente 

Javier Barrios

Equipo de Comunicaciones | Fe y Alegría Venezuela

El Padre José María Vélaz, fundador de Fe y Alegría, dejó un legado profundo a través de sus reflexiones, cartas y discursos, donde subrayó la necesidad de profundizar en la pedagogía del amor dentro de nuestro Movimiento.

 

Este enfoque se manifiesta claramente en dos de sus obras: «La red de relaciones humanas» (s.f.) y «La pedagogía de la alegría» (1979). Sin embargo, sus palabras trascienden lo meramente verbal; son expresiones ancladas en experiencias vividas, en el corazón, en proyectos y esperanzas, así como en luchas y esfuerzos colectivos.

 

El P. Joseba Lazcano, S.J., investigador de la vida del Padre Vélaz, lo describió como un gran soñador, capaz de vislumbrar nuevos mundos en el amanecer y captar realidades emergentes en la brisa suave que desplaza las nubes. Era un hombre de intuiciones inspiradas y de una visión trascendental que superó los límites de sus escuelas y de Venezuela.

 

Muchos años después, su legado sigue revelando nuevas riquezas en esta fértil mina de ideas. Su intuición, impregnada de poesía y ternura –como se refleja en su testamento–, estuvo acompañada también de una firme convicción que lo llevó a materializar su sueño y a otorgarle un lugar en el espacio y el tiempo.

 

El Padre José María Vélaz fundamentó su pedagogía del amor en los siguientes elementos esenciales:

 

1. Amor:

Una educación basada en el amor, que se manifieste a través de actos de entrega y sacrificio hacia nuestros estudiantes, les permitirá sentirse más seguros, confiados y cercanos a la alegría. El amor, en este sentido, es el terreno fértil donde florece la alegría.

 

2. Confianza:

La pedagogía debe utilizar todos los recursos disponibles para fomentar la confianza del educador en sus estudiantes. Así, estos desarrollarán una confianza en sí mismos, que será reflejada en sonrisas de satisfacción y un saludable aprecio por sí mismos, especialmente en niños y jóvenes en situaciones vulnerables.

 

3. Paciencia:

El amor y la confianza solo generarán resultados duraderos si se acompañan de una profunda paciencia. Las heridas psicológicas que deja la falta de cariño y del desprecio familiar y social no sanan de inmediato. Por ello, nuestros educadores deben ser conscientes de estas heridas de desamor, indiferencia y menosprecio que han marcado el ambiente inhumano en el que muchos de nuestros alumnos han crecido.

 

4. Convivencia y amistad:

La ausencia de amor familiar a menudo lleva a la búsqueda de amistad. En la amistad, cada ser humano anhela la satisfacción del cariño, la confianza y la convivencia placentera que le ha faltado en su hogar. Incluso aquellos que han experimentado amor familiar pueden encontrar en la amistad un nuevo nivel de aprecio y estima por sí mismos. La escuela, entonces, se convierte en un «club de amistades» donde se pueden cicatrizar muchas de las heridas del desamor. El impacto de las relaciones entre hermanos en la educación es significativo, y de manera similar, las amistades pueden ser igualmente influyentes. Por lo tanto, sería muy enriquecedor desarrollar una «pedagogía de la amistad» que aproveche las posibilidades que brinda la convivencia entre estudiantes.

 

La pedagogía del amor es, sin duda, un camino a seguir que enriquecerá nuestras acciones y dará vida a una educación más justa y humanizadora.

Caracas, 23 de octubre de 2024

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