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Las hermanas Romero: Un ejemplo de emprendimiento agroecológico que se forma en Fe y Alegría

El esfuerzo de dos años de estudio permitirá consolidar este proyecto productivo

Shirley Gómez | Referente de Comunicación de Fe y Alegría Educomunición

Esta semana queremos compartir con toda la comunidad de Fe y Alegría la experiencia de un proyecto productivo llevado a cabo por las hermanas Emili y Virgencita Romero, socias y estudiantes de sexto semestre de la mención en Agroecología del programa EduComunicación.

 

Ambas asisten al Aula de Aprendizaje (ADA) ubicada en el sector Las Guacamayas del caserío San Camilo, municipio Páez, estado Apure, donde son acompañadas por el orientador voluntario Aníbal Sarmiento. Allí, comparten y amplían sus conocimientos previos sobre el trabajo en el campo.

 

Las hermanas Romero llevan dos años trabajando con el cultivo del cacao, gracias al apoyo de sus padres y a sus propios ahorros. Su objetivo es comenzar a obtener ganancias de esta siembra a mediados de 2025.

 

Una de las mayores fortalezas que han encontrado en el programa EduComunicación es la oportunidad de certificar los conocimientos que aplican en su vida cotidiana. Es importante destacar que el sector Las Guacamayas es una comunidad vulnerable y aislada, de difícil acceso, a la cual hemos logrado llegar para ofrecer formación en agroecología.

 

¿Cómo lograron arrancar este proyecto productivo?

 

Nuestro compañero José L. Gutierrez entrevistando a las hermanas Romero desde el ADA.

Gracias a nuestro compañero José Leonel Gutiérrez, reportero de la Red Nacional de Radio Fe y Alegría en El Nula, quien viajó durante tres horas hasta el sector Las Guacamayas, pudimos conversar con las hermanas Romero.

 

Durante el diálogo, ambas comentaron que iniciaron con una pequeña siembra que las entusiasmó y las animó a soñar en grande. ¿Por qué no hacer un proyecto más grande? Emili reconoció que uno de los mayores desafíos para cualquier productor es conseguir el capital inicial. En su caso, se trata de un proyecto familiar a largo plazo, donde han sembrado dos hectáreas de cacao y han podido aplicar todos los conocimientos adquiridos en el ADA.

 

“La experiencia ha sido de mucho esfuerzo y dedicación”, afirmó Emili. “El cultivo del cacao es rentable para la familia y la comunidad, pero lo más difícil es conseguir el capital inicial. Elegimos el cacao porque es un rubro de alto consumo”.

 

Para iniciar su cultivo, las hermanas Romero tuvieron que vender parte de su ganado y reunir un capital de 650 dólares, que en la zona fronteriza equivale a aproximadamente 2 millones y medio de pesos colombianos o 30 mil bolívares.

 

Virgencita compartió su experiencia: “Lo más valioso ha sido aprender en detalle sobre el cultivo del cacao. Con el profesor, hemos aprendido sobre su manejo, el proceso de producción, los factores que influyen en su rentabilidad y cómo obtener una buena cosecha. Al ver que es rentable, decidimos emprender y ya hemos avanzado mucho”.

 

Para las hermanas Romero, estos dos años han sido de gran crecimiento personal y profesional. Además de fortalecer su vínculo familiar y empresarial, han disfrutado de un ambiente de aprendizaje colaborativo en el ADA. Ambas invitaron a los jóvenes de otras regiones del país a emprender, no solo en la agricultura, sino en cualquier actividad que contribuya al desarrollo de sus comunidades y del país en general.

El trabajo que hace el programa EduComunicación

 

La satisfacción de nuestros participantes al lograr sus objetivos

Por su parte, Juxi Santos, directora de EduComunicación en la región Andes-Frontera nos contó que “cosas maravillosas” podemos contar como resultado del trabajo de este grupo de participantes, que tienen ya una experiencia técnica, financiera, mejor expresión oral y menos miedo escénico, lo que es significativo para ellos y para nosotros.

 

“El objetivo lo estamos cumpliendo, estamos logrando transformar su visión para mejorar los proyectos que ejecutan en su día a día, lo hacen con naturalidad, su vocabulario es técnico, son espontáneos, el cambio se ve y se nota”, dijo Santos.

 

Además de la formación técnica, el programa también se enfoca en el desarrollo humano: “Estamos creando ambientes de comprensión, tolerancia, comunicación efectiva, solidaridad y respeto. Buscamos que nuestros participantes se conviertan en multiplicadores de estos valores para mejorar la convivencia en sus comunidades”.

 

Santos puntualizó que han contribuido a que los participantes obtengan los conocimientos técnicos, que respaldan lo que ellos empíricamente ya saben sobre el trabajo en el campo.

Caracas, 30 de octubre de 2024

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