Verónica Cubillán | Referente del Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín
Desde sus inicios en Venezuela, Fe y Alegría se propuso educar a los más vulnerables de nuestra sociedad, para brindarles la oportunidad de tener un mejor futuro. La visión del padre José María Vélaz, sumada al compromiso incansable de un sinfín de voluntarios, transformó un pequeño grano de mostaza en un movimiento educativo de gran envergadura.
Fe y Alegría inició su camino en la década de los 50 gracias a la generosidad de personas como Abraham y Patricia Reyes, quienes abrieron las puertas de su hogar para impartir las primeras clases. A ellos se sumaron estudiantes universitarios, religiosas y miembros de la comunidad, todos unidos por el deseo de brindar educación a cientos de niños y niñas, que luego se convirtieron en miles alrededor de Venezuela, luego en Latinoamérica y ahora en el mundo.
El padre Vélaz, con su carisma y determinación, recorrió el país llevando el mensaje de Fe y Alegría. Su oficina era sencilla: una máquina de escribir y un carrito. Sin embargo, su poder de convocatoria fue inmenso, atrayendo a congregaciones religiosas y a un numeroso voluntariado.
Médicos, ingenieros, profesores y muchas otras personas de diferentes profesiones y clases sociales se unieron a esta causa. Juntos, construyeron escuelas en barrios donde no llega el asfalto, ofreciendo educación de calidad y fomentando el desarrollo integral de los estudiantes.
La expansión de Fe y Alegría fue meteórica. En pocos años, se fundaron decenas de escuelas en todo el país, llevando la esperanza y la transformación a comunidades desfavorecidas. El padre Vélaz solía decir que “Fe y Alegría nació mirando hacía grandes multitudes, con la misma sensación de pequeñez de mi parte, como si tuviera que escalar descalzo el Himalaya”*.
Este crecimiento exponencial fue posible gracias a los voluntarios, miles de personas donaron su tiempo, conocimientos y recursos para hacer realidad el sueño de Fe y Alegría; a la perseverancia del padre Vélaz: su visión y liderazgo fueron fundamentales para impulsar el Movimiento; y la participación de las comunidades, los niños, sus familias y las comunidades locales se involucraron activamente en el proyecto educativo.
Fe y Alegría es un testimonio del poder transformador de la educación y del compromiso social. Su legado sigue inspirando a millones de personas en todo el mundo.
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* Texto tomado de Palabras de Fe y Alegría. Citas inspiradoras del Padre José María Vélaz.
Caracas, 4 de diciembre de 2024
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